Presupuestos. Una piedra más en la mochila de las startups.

Javier RepresasAsí de claro. Hace aproximadamente un año a nivel europeo, y apenas unos meses aquí en España, empezamos a ver cómo Hacienda perfilaba su impuesto a las tecnológicas, supuestamente para financiar las pensiones (Expansión, 23 de mayo). Un impuesto “español” “mucho” más avanzado que el europeo, que gravaría los servicios de intermediación, la publicidad y la venta de datos digitales de empresas extranjeras y españolas en España y que llegaría hasta un 5%. Porque nosotros somos así. Cristóbal Montoro, quería que el impuesto afectara a todas las empresas que ofrecieran este tipo de servicios en España, bajando el listón muy por debajo de lo que planteaba Bruselas. El ahora ex ministro de economía, Román Escolano, quería asimilarlo más al que tienen otros países, pero también sin esperar mucho a la resolución de los debates a nivel europeo o del ECOFIN sobre la idoneidad de esta “tasa Google”. Había prisa.

El “Impuesto sobre determinados Servicios Digitales” ya está aquí. Aparece en el acuerdo sobre presupuestos que el Gobierno de España hizo público la mañana del jueves 11, víspera de festivo, quizá por si teníamos intención de celebrarlo.

El mismo acuerdo que habla de mercado digitalizado en su capítulo primero, Pensiones, o de la Administración digital, cuando se refiere a tasas de reposición, sostiene que “Hay margen para elevar paulatinamente la recaudación tributaria actuando en distintos niveles: la lucha contra el fraude fiscal, la reducción de la diferencia entre tipos impositivos nominales y reales que se produce en la tributación de las grandes empresas y la incorporación al sistema impositivo de aquellos sectores económicos que se encuentran actualmente infra gravados o que directamente no tributan, como es el caso del sector financiero y la economía digital, respectivamente.”

El Gobierno entiende que el sector digital no tributa. Literalmente. Y con “el objetivo de que quienes dispongan de mayor riqueza contribuyan de forma equitativa en un modelo fiscal progresivo, donde cada uno aporte en función su capacidad y reciba en función de su necesidad” acuerda, entre otros, en el punto 14.3 el Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales.

Se crea un Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales con el fin de gravar aquellas operaciones de la Economía digital que actualmente no tributan, en línea con las recomendaciones de la Unión Europea. Únicamente tributarán las empresas con ingresos anuales totales mundiales de al menos 750 millones € y con ingresos en España superiores a los 3 millones €. El Impuesto gravará al tipo del 3% los servicios de publicidad en línea, servicios de intermediación en línea y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por el usuario.

Efectivamente, se adecúa a lo que Bruselas planteaba en cuanto a umbrales de facturación, 750 millones a nivel global, 50 millones en la UE (que nosotros trasponemos con esos 3 millones de facturación en nuestro país). Y además se rebaja la tasa del 5% inicial al 3%.

Las compañías a las que se dirige la tasa, pertenecen a una conocida lista: Google, Facebook, Amazon, Apple, Uber, Airbnb. Francia lideraba el grupo con Alemania, Italia y España. Estas compañías tienen que pagar en los países donde prestan el servicio. Y a pesar de la supuesta dificultad para calcular esos volúmenes, los datos de servicios están fiscalizados ya por el IVA, con lo que podría ser relativamente fácil estimar cuánto venden en cada país. En España, es el modelo 349 en el que se recogen estos movimientos y operaciones intracomunitarias. Y digo intracomunitarias porque hablamos de filiales ubicadas dentro de la UE, desde donde prestan sus servicios sin estar sometidas a otras regulaciones de importación o aranceles.

El problema radica principalmente en que Irlanda, con el impuesto de sociedades más bajo de Europa, y secundada por otros países, se opone a esta medida de tributación por beneficios de estas compañías. Obviamente, aun siendo un tipo bajo, la localización de la mayoría de filiales de estos gigantes en su territorio, le aporta un enorme volumen de ingresos que detrae de otras economías, una suerte de dumping fiscal tolerado y admitido por el resto de países. Por otra parte EEUU, se opone igualmente. No olvidemos que la mayoría de estas compañías, son norteamericanas. Por algo será, también.

Así que en vez de intentar armonizar el Impuesto de Sociedades de los países europeos, propuesta del ex ministro Luis de Guindos, lo que hace la vieja Europa con sus políticas de regulación laxa y buen entendimiento entre países, es tirar por la calle del medio. Parche a la situación, intentar paliar en parte la evasión fiscal de algunos territorios (europeos) en beneficio de otros, y de cara a la galería inventarse una tasa.

El mes pasado, se cerró el trimestre fiscal. Como es preceptivo, en nuestra compañía también presentamos el modelo 349. En operaciones con este tipo de empresas hemos sido clientes y pagado por sus servicios a Google, Facebook, Linkedin, WordPress, Amazon y alguna más. ¿Podrían los legisladores europeos y el Gobierno de España explicar cuál es el mecanismo de control para que esa tasa del 3% por trabajar con nosotros no se repercuta en los servicios que abonaremos el próximo año?

Eso como clientes directos. Lo cierto es que se contarán por centenares de miles las empresas afectadas: agencias de comunicación, publicidad y diseño, empresas de la economía digital, desarrolladoras de apps, de proyectos ecommerce, consultoras e implementadoras de soluciones de transformación digital, de industria 4.0, de conectividad y servicios, startups de servicios digitales e igualmente todas aquellas relacionadas con las redes como agencias de viajes, organizadoras de eventos, agencias de servicios de recruitment y selección de personal y todas las que como ellas, facturan a sus clientes servicios en los que estas grandes compañías tecnológicas son proveedoras. Los anuncios de los productos que consumimos, tales como moda, alimentación, banca o automóvil, también utilizan estas plataformas. Si los proveedores ven incrementados sus costes un 3%, sus clientes, con toda probabilidad también. Y como consumidores finales, en la parte que nos toque.

¿Somos realmente conscientes del enorme retraso que en Europa y particularmente en España llevamos en el desarrollo de startups y tecnológicas de la economía digital. ¿Cuál es el margen que estima el Gobierno de España para nuestras empresas de la economía digital cuando dicen textualmente que no tributan? ¿Cuál es la mayor riqueza de la que disponen nuestras startups y tecnológicas? ¿Por qué ninguna de esas compañías es Europea? Ya no digo española. Si al menos esa recaudación tuviera por objeto el despegue del sector sobre el que recae.

Startups de tres, cuatro o diez emprendedores. Equipos de jóvenes luchando en condiciones precarias, sin infraestructuras ni apoyo suficiente, en un mundo tecnológicamente globalizado, estáis de enhorabuena. Después de sufrir tasas tan absurdas como la de los dispositivos de grabación (entre otras cosas para financiar a la SGAE), o nuestro particular sistema de cotización para autónomos, ahora de nuevo, hemos optado por la solución menos imaginativa. La menos complicada de llevar a cabo frente a los socios europeos y EEUU. La más efectista: una tasa a las grandes compañías presentadas como «evasoras de impuestos». Nada que decir a los países receptores de los mismos. Una tasa que es en resumen una carga más a un sector clave en el desarrollo socio económico futuro, la economía digital y en el que acumulamos ya un enorme retraso. Una piedra más en vuestras mochilas.

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Publicado por Zaqueo Inversiones

Inversión en startups desde 1999. www.zaqueo.com

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